¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán!

Un Messi estelar hizo brillar a un Barça que, pese al gran resultado, no mostró su mejor juego. El primer punto de giro del partido tuvo lugar en el minuto 24 cuando Naby Keita, que estaba obstaculizando las subidas de Jordi Alba por la banda izquierda, cayó lesionado. Dos minutos después de ser sustituido, Jordi Alba centraba un buen balón para el remate de Luis Suárez que significaba el 1-0.

Los 20 primeros minutos de la segunda mitad fueron dominados por el Liverpool hasta que en el minuto 70 Messi despertó. Cuando el Barça lo estaba pasando peor y Ter Stegen había realizado dos grandes acciones, el mejor jugador del mundo se inventó una jugada que acabó culminando el mismo, después del remate al travesaño de Luis Suárez. Poco después, en el 82, Messi firmaba otra obra de arte. Golpeando una falta a 25 metros metros de la portería, enviaba el balón dentro del arco del gol norte del Camp Nou ante la incredulidad de Alisson.

La goleada aún pudo ser mayor pues, en el 96, Dembélé que apenas llevaba 5 minutos en el terreno de juego, perdonaba prácticamente a puerta vacía el 4-0.

 

Otra vez Messi

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Después del partido de ayer es evidente que jugar con Messi es jugar con ventaja. Asistió, ayudó en defensa, se comprometió en la salida de balón y anotó. El messi más omnipresente que se recuerda estuvo ayer en el Camp Nou, y la clave de todo fue su capacidad para medir esfuerzos. Entre el 45 y el 65 estuvo recuperándose sin intervenir en el juego pero, en el tramo final del partido, dió al Barça medio pase a la final de la Champions. El Messi Capitán hizo el trabajo en su oficina, el Camp Nou.